El llanto, una de las respuestas emocionales más universales y humanas, ha sido objeto de fascinación y estudio a lo largo de la historia. Desde la antigüedad hasta el mundo contemporáneo, el llanto ha jugado un papel complejo en nuestra comprensión del bienestar y la autoestima. Esta nota explora cómo se ha percibido el llanto a través de los siglos y su impacto en la salud emocional.
Llorar es uno de los procesos ‘mágicos’ cerebrales cuya función es empatar socialmente a los seres humanos. Ver llorar al otro, activa las neuronas espejo e incrementa la frecuencia de su activación. Se genera entonces oxitocina, una hormona neurotransmisor que aumenta el sentimiento de empatía con la persona que llora.
El llanto a lo largo de la historia: Desde la Antigüedad hasta las Neurociencias
En la naturaleza, no somos la única especie que llora, pero si los que más rápido detectamos la emoción y la compartimos. Hay una ontogenia del llanto: lloramos primero por incomodidad y hambre, frío o dolor; luego, eventual y gradualmente, el acto de llorar es generado por estímulos más sofisticados. Estos detonantes sofisticados del llanto van asociados a la educación y a procesos sociales, que en algunas culturas son muy significativos (por ejemplo, la culpa o la vergüenza) y en otras, su aprendizaje modifica gradualmente la capacidad de liberar estas lágrimas. La interpretación de esos estímulos que detonan el llanto indica que al cerebro no le gusta tener miedo, irritabilidad ni tristeza.
Antigüedad: El Llanto en la Cultura Clásica
En las civilizaciones antiguas, el llanto estaba profundamente integrado en las prácticas religiosas y rituales. En la Grecia clásica, el llanto era visto como una manifestación de lo divino y lo sublime. Los dramaturgos, como Sófocles y Eurípides, usaban el llanto en sus tragedias para expresar la profundidad del sufrimiento humano y el poder de las emociones. En el año 494 a.C. Frínico alumno de Tespis, el primer actor de la historia cuyo hombre se conoce, inventor de la tragedia griega y de las giras teatrales, presentó su obra maestra, la tragedia de temática histórica La toma de Mileto. Esta obra es importante por varias razones. En primer lugar, se trata de la primera tragedia que tenía un argumento basado en hechos históricos reales. En segundo lugar, porque en ella aparecía por primera vez en la tragedia griega un personaje femenino (aunque interpretado por un hombre en el escenario) en un papel importante. Y además, porque por primera vez se multó a un autor por poner en escena hechos excesivamente reales. Todavía estaba muy reciente la toma de la ciudad de Mileto por los persas durante la Revuelta Jónica en ese mismo año, con la deportación de todos sus pobladores a un lugar llamado Ampé en la costa del Golfo Pérsico, cerca de la desembocadura del Tigris. De toda la Grecia continental solo Atenas y Eretria habían apoyado la sublevación de las ciudades jonias de Asia Menor, y para los atenienses la pérdida de Mileto había sido un golpe muy duro.
La reacción de los ciudadanos, cuando aun no habían pasado más que unos pocos meses de la caída de la ciudad, demostraba que los atenienses se sentían de algún modo responsables por aquel hecho. Durante la representación, como cuenta Heródoto, todo el teatro rompió a llorar y la representación de la obra fue prohibida.
Sin embargo Frínico supo sacar partido de aquella mala experiencia. Considerando, efectivamente, que haber bañado en lágrimas al público era señal de que su tragedia histórica había sido todo un éxito, se preparó para crear obras que produjeran este efecto todo el tiempo.
Renacimiento Francés: Una Nueva Perspectiva
Durante el Renacimiento en Francia, el llanto comenzó a ser visto a través de una lente más individualista. Este período marcó un cambio hacia la exploración de las emociones internas y la subjetividad. El filósofo Michel de Montaigne, en sus “Ensayos”, abordó el llanto como una manifestación de la condición humana, valorando la sinceridad emocional y la autenticidad. El llanto, para Montaigne, no era simplemente una debilidad, sino una expresión legítima del ser humano en su totalidad.
En el Ensayo XXVII, titulado “De la vanidad”, Montaigne reflexiona sobre la naturaleza del llanto y su relación con la experiencia humana:
“El llanto es una manifestación de la naturaleza misma; la más plena y la más sensible, que deja escapar nuestra naturaleza que busca aliviarse y liberarse de sus cargas. Es una pasión que se adueña de nosotros y que nos recuerda nuestra fragilidad y humanidad. […] La misma naturaleza que nos dota de lágrimas también nos da la fortaleza para usarlas como una expresión de nuestra verdad y de nuestro ser más profundo.”
Montaigne
Montaigne destaca cómo el llanto refleja la sinceridad de nuestras emociones y cómo la capacidad de llorar puede ser vista como una virtud, revelando una dimensión más profunda de nuestra humanidad.
El Llanto en la Historia Moderna
Durante el siglo XIX, el llanto comenzó a ser visto de manera diferente, reflejando los cambios sociales y culturales de la época. En la literatura romántica, autores como Charles Dickens y Victor Hugo exploraron el llanto como una expresión profunda de la humanidad y la empatía. En obras como “Los Miserables” de Hugo, el llanto de los personajes no solo destaca su sufrimiento, sino también su capacidad para conectar con los demás y generar compasión.
Este enfoque ayudó a redefinir el llanto como una manifestación de la autenticidad emocional y la conexión humana.Además, el siglo XIX también vio un cambio en la percepción del llanto en la psicología y la medicina. Los médicos comenzaron a reconocer que el llanto podía tener beneficios terapéuticos.
El pionero en psicología William James, en su obra “The Principles of Psychology”, destacó el papel del llanto en la liberación emocional y su capacidad para aliviar el estrés. Este reconocimiento inicial sentó las bases para una mayor comprensión del llanto como una respuesta emocional saludable.
La cultura de la época también reflejó estos cambios. En la sociedad victoriana, el llanto se convirtió en un símbolo de la sensibilidad y la sinceridad. Aunque todavía se esperaba que los hombres mantuvieran una fachada de dureza, las mujeres fueron celebradas por su capacidad de llorar y expresar sus emociones de manera abierta. Este cambio en la percepción ayudó a normalizar el llanto como una parte aceptable de la experiencia emocional humana, sentando las bases para una mayor apreciación de la vulnerabilidad en los tiempos modernos.
El Mundo Contemporáneo y las Neurociencias
Hoy en día, la ciencia ha comenzado a desentrañar los misterios del llanto desde una perspectiva neurocientífica. Investigaciones recientes sugieren que el llanto tiene varias funciones beneficiosas. Entre ellas, la liberación de hormonas del estrés como el cortisol, y el efecto calmante que puede inducir la liberación de endorfinas, las hormonas de la felicidad. El llanto puede ayudar a regular las emociones, procesar el dolor y facilitar la conexión emocional con los demás.
Las neurociencias también han demostrado que el llanto puede contribuir positivamente al bienestar. A pesar de que a menudo se percibe como un signo de debilidad, en realidad puede ser una forma saludable de manejar el estrés y las emociones. El llanto proporciona una liberación emocional que puede mejorar la autoetima y fomentar una mayor conexión con uno mismo y con los demás.
La aceptación del llanto como una respuesta emocional saludable también se ha visto en la representación mediática. Películas y series modernas, como “This Is Us”, han mostrado el llanto de manera positiva, utilizando estos momentos para profundizar en el desarrollo de personajes y explorar la conexión emocional entre ellos. Estos ejemplos reflejan cómo la cultura contemporánea valora el llanto como una forma genuina de expresar y compartir sentimientos, contribuyendo a una mayor comprensión y aceptación de la vulnerabilidad emocional en la vida diaria.
Llorar entre letras
Pepita Sandwich es argentina, y se radicó en Brooklyn donde pasó los últimos cuatro años dedicada a estudiar el fenómeno de las lágrimas, tema que volcó en un libro que ya se editó en EEUU, y en junio en la Argentina y que te recomendamos: “The Art of Crying”, “El Arte de llorar”.
“Siempre lloré mucho desde chica – Mi mamá decía que desde que nací hasta los 9 lloraba por todo: golpe, caída, estrés. Sentí mucha vergüenza, siempre quise controlar mi llanto, me sentía débil” hoy tengo otra mirada, considero el llorar como “la reacción más celestial del cuerpo”. “Después de llorar me siento descansada, brillante y suave como una nube fresca’
Pepita Sandwich
¿Que pasaría si llorar no fuera simplemente una respuesta emocional, sino un acto de empoderamiento? A lo largo de la historia, el llanto ha sido interpretado de distintas maneras dice la autora: desde señal de gratitud en la civilización azteca hasta herramienta de calma de los espíritus en la antigua China. Para los griegos era algo erótico, mientras que en la Edad Media se le atribuían propiedades curativas contra las infecciones. Llorar es mucho más que una reacción involuntaria cuando nos sentimos tristes: es una fuente de poder y una de nuestras más bellas formas de expresión. En este maravilloso ensayo ilustrado, Pepita Sandwich se adentra en el fascinante universo de las lágrimas para investigar y comprender la ciencia y la historia de este fenómeno exclusivamente humano.
Si el argumento y el libro de Pepita te convenció podés seguir el camino de la lágrimas con un maestro en el arte de hacer llorar: Haruki Murakami, uno de los autores japoneses más reconocidos hoy en día Considerado uno de los grandes escritores contemporáneos, su novela Tokio Blues es un libro único y maravilloso. Cuenta la vida de Toru Watanabe quien e encuentra dentro de un avión, cuando una vieja canción de los Beatles le hace retroceder hasta su juventud, concretamente a los años 60, cuando vivía en Tokio junto a su mejor amigo Kizuki y su novia Naoko. Cuando Kizuki decide quitarse la vida de la noche a la mañana, las vidas de Toru y Naoko sufrirán un remezón que marcará un antes y después, haciendo que poco a poco se vayan distanciando luego de perder a su punto de unión. Pero por cosas del destino, los amigos vuelven a reecontrarse y mantienen una relación cada vez más íntima. Sin embargo, cuando nuestro protagonista conozca a la fuerte y alocada Midori, se le caerá la venda de los ojos y todo —el sexo, el amor y la muerte— empezará a cobrar un sentido. Las lágrimas estarán desde el incio, eso puedo garantizarlo. De Oriente también podés sumar a Won Pyung Sohn con su novela Almendra, la última sensación de la literatura surcoreana. una historia sobre crecer, descubrirse a uno mismo y aceptar que la ayuda no siempre viene por donde la esperamos. Buscá tu mejor sofá,algo abrigado y… a leer.
Llorar nos humaniza, entonces … Si querés llorar llorá!
El impacto del llanto en la autoestima es complejo. Aunque en algunos contextos culturales puede ser visto como un signo de debilidad, en realidad, expresar emociones de manera saludable puede fortalecer la autoetima. Reconocer y aceptar el llanto como una parte natural de la experiencia humana puede promover una mayor autoaceptación y autenticidad.
En resumen, el llanto ha sido comprendido y valorado de diversas maneras a lo largo de la historia, desde la antigüedad hasta las neurociencias contemporáneas. Lejos de ser una mera debilidad, el llanto es una herramienta poderosa para la regulación emocional y el bienestar, y su reconocimiento puede contribuir positivamente a nuestra autoetima y conexión emocional.
Cuando lloramos “buscamos el reflejo de la tristeza en otras personas”. Ver llorar a alguien, puede disminuir en uno, una actitud de indiferencia ante la vida e incluso modificar la prosodia o la manera como hablamos. Si no lloráramos, tal vez viviríamos menos, seríamos más propensos a tener estrés y tendríamos más probabilidad de demencias.
Con el llanto aumenta la frecuencia respiratoria para oxigenar al cerebro, que busca cansarse para no pensar. El dolor físico o dolor moral asociado al llanto activa aproximadamente 20 áreas cerebrales: cognitivas, de memoria y aprendizaje, de emociones y de interpretación para la valoración específica de qué es lo que espeecíficamente nos hace llorar.
Llorar nos hace mas conscientes y nos humaniza. Si lloráramos más, seríamos tal vez mejores personas.
Lic. Andrés Castro
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